De la serie belga... Hoy es uno de esos días...

Así van las cosas, ya van muchas semanas y el país de los colores se extraña, porque hace más frío, porque está gris... mientras Pure Beauty llama semanalmente de París y hablas en francés con le petit Aman... así se despiertan los cascabeles cuando la nostalgia... nostalgiar decía Mario, el Benedetti... y los proyectos van siendo muchos, el cuerpo se va acomodando, hasta el oído capta nuevas palabras a fuerzas de 11 horas a la semana... las orquídeas blancas intactas, bailando con las canciones que inventas... miras en la oscuridad y puedes cerrar los ojos y ver la belleza, palparla con la punta de la lengua como si fuera uno de esos ricos dulces de María La Turca... el Cielo ciertamente es tu casa, se sienten las vibras y como los te amo mi amor suenan conjuntamente con el despertador... las tareas del hogar compartidas, los proyectos y los sueños... saber que tu otra mitad tenía secretos tan aterradores como bailar break-dance y morirte de la risa con la sorpresa... compartir el Circo del Sol, brillar nuevamente con la magia, desencontrarnos con el idioma, ajustarnos, acomodarnos, adaptarnos, acribillarnos de a ratos, charlar en susurro, caminar a veces en el frío, tomarnos el más rico de los vinos, aprender nuevos pasos juntos, nuevos ritmos latinos com el Zouk, jugar a no jugar, acurrucarme en ese pecho que entiende que hay días como hoy que no es la cebolla sino la nostalgia... porque sabes que todo lo que dejaste atrás también está cambiando y simplemente asistes al cambio gracias al Habla con un click, de Tricom o por los mails o la webcam... sabiendo que el Cielo está aquí, donde está mi corazón... y como el mío vuela, canta y se despatilla salgo corriendo y abrazo a la Lupe que hace días no me habla por teléfono mientras brindo contigo en el comedor, sonriendo, sabiendo que aquí estoy, que aquí soy...

Foto por Florecita, detalle de Bob trabajando en la pescera en el Cielo belga, noviembre, 2008.