Bueno días sin escribir… muchas cosas… pacientes nuevos… proyectos nuevos y super chulos, porque le dije a Chucho y al Universo… miren ya saben lo que traigo entre manos… dentro de un año más o menos… Florecita y sus alas volarán en otros cielos… así que porfis voy a compartir todas las experiencias para enriquecer a la gente de aquí… y resulta que en el taller sobre Atención a la diversidad a través de la música y el movimiento, surgió la inquietud: “queremos más, queremos profundizar más”, hablé con Margarita la directora de Educación y ya casi sale el Diplomado en Movimiento creativo como recurso pedagógico… toy má contenta… porque es un proyecto ambicioso además de que ofrecerá recursos para que educadores y psicólogos puedan usar la empatía corporal para sus objetivos… además carajo como digo siempre… aprendemos y conocemos y somos en movimiento….
Bueno, que he estado releyendo un libro buenísimo, en estos días de mucho amor from incide to the outside…además de que el tema de los varones, las mujeres, las relaciones y demás ha estado en el tapete… ¿Existe el amor feliz? Cómo los lazos padre-hija y madre-hijo condicionan nuestras relaciones por Guy Corneau… bueno el tipo jungiano es un amor, además de que se le nota el aire zen que respira… o sea, que como una vez hablé con Brinda (PureBeauty) no es sólo lo psi del asunto, sino el camino personal, así como el de los toltecas (leer Don Miguel Ruiz, y Los cuatro acuerdos)… SER, terapeuta, cocinero, ama de casa, ceramista, asesino, hijo de puta, tiene que ver con una coherencia de nuestra interioridad… todos, cada uno de nosotros tiene ese capacidad, sencillamente SOMOS para aprendernos la leccioncita que nos da la vida…
Aquí comparto el final final del libro… que me encanta… con mucho amor from within…
“La vida es alegría
En un mundo que cambia con tanta rapidez, la única solución reside en la interioridad, allí donde las cosas no cambian tan rápidamente. Inmersos como estamos en tantos cambios e inestabilidad, es necesario buscar y cultivar en uno mismo lo que dura, lo que es permanente. Al estabilizar en nuestro interior el place de vivir y de existir, comenzamos a tocar la inmortalidad de la propia esencia. Aquí hablo de experimentar un apoyo interior en una profundidad del ser que a la vez abraza, contiene y deja atrás la contingencia de nuestra vida actual.
Nuestra vida comienza y termina en el simple placer de existir. Se trata de cultivar cada día de la manera más simple del mundo, aceptando orientar nuestras elecciones en función de lo que permanece vivo. Si un ser se atreviera a utilizar realmente este esquema, habría una depuración increíble en su vida; claro que sería dolorosa, puesto que llevaría a romper con un buen número de hábitos, responsabilidades y rutinas. Cuando evalúo cada cosa que hago, preguntándome si aviva mi placer de vivir o lo aminora, me doy cuenta de que poseo una medida patrón para comenzar a actuar en el sentido de un cambio positivo.
Tratamos el amor como un accidente feliz que debería sucedernos. Esto se asemeja a la lotería; sin embargo, pocas personas ganan el premio mayor. La solución perdurable no se encuentra en ese lado. Es mejor tratar de cultivar el amor en uno mismo, independientemente de las condiciones de la pareja, para ser capaz de ofrecer algo a nuestra unión y salvarla en lugar de siempre pedirle. ¿Cómo algo que no nos molestamos en cuidar podría nutrirnos indefinidamente? Aquello que cada uno está dispuesto a invertir para conservar la unión constituye el corazón de toda relación. La calidad de las energías que aquí se invierten cuenta mucho. Si ofrecemos siempre a la pareja energías agotadas, sólo recibimos a cambio fatiga e irritación.
El reto está en pasar de un mundo en el que soy todo para el otro y en el que el otro es todo para mí, a un mundo donde amo que el otro exista y, donde finalmente, amo existir. El amor emotivo es un amor de reacciones y de acciones inscritas todas en la pasión y los celos. Sin embargo, el amor del corazón es un amor fundado en la alegría, en la alegría profunda de existir y de ver existir al otro. Este amor existe en el amor a sí mismo y en el amor a la vida en sí y al otro.
La alegría no encadena, no prescribe, no condena. Es siempre libre y está disponible, accesible para quien desea frecuentarla. Es la mejor amante interna. En consecuencia, el ser que vive en la alegría representa la mejor pareja posible. La alegría en pareja es aprendizaje de la libertad, cultura de un estado de alma de apertura y armonía. Culmina en la comunión con la ligereza y la dulzura de vivir.
Lo mejor que podemos hacer por nosotros mismos y por nuestras parejas es fijar en nosotros estados de alegría. Lentamente, estos estados abaten el sentimiento de separación respecto del otro y del mundo. Buscamos desesperadamente la alegría y la armonía en la pareja, porque no las conocemos en nuestro interior. ¿Cómo podrían dos seres conocer una dicha durable en pareja, por qué improbable accidente su placer de estar juntos podría durar si alguno de ellos no tiene la alegría profunda de existir?
La intimidad consigo mismo permite recibir al otro en comunión profunda.”
Bueno, que he estado releyendo un libro buenísimo, en estos días de mucho amor from incide to the outside…además de que el tema de los varones, las mujeres, las relaciones y demás ha estado en el tapete… ¿Existe el amor feliz? Cómo los lazos padre-hija y madre-hijo condicionan nuestras relaciones por Guy Corneau… bueno el tipo jungiano es un amor, además de que se le nota el aire zen que respira… o sea, que como una vez hablé con Brinda (PureBeauty) no es sólo lo psi del asunto, sino el camino personal, así como el de los toltecas (leer Don Miguel Ruiz, y Los cuatro acuerdos)… SER, terapeuta, cocinero, ama de casa, ceramista, asesino, hijo de puta, tiene que ver con una coherencia de nuestra interioridad… todos, cada uno de nosotros tiene ese capacidad, sencillamente SOMOS para aprendernos la leccioncita que nos da la vida…
Aquí comparto el final final del libro… que me encanta… con mucho amor from within…
“La vida es alegría
En un mundo que cambia con tanta rapidez, la única solución reside en la interioridad, allí donde las cosas no cambian tan rápidamente. Inmersos como estamos en tantos cambios e inestabilidad, es necesario buscar y cultivar en uno mismo lo que dura, lo que es permanente. Al estabilizar en nuestro interior el place de vivir y de existir, comenzamos a tocar la inmortalidad de la propia esencia. Aquí hablo de experimentar un apoyo interior en una profundidad del ser que a la vez abraza, contiene y deja atrás la contingencia de nuestra vida actual.
Nuestra vida comienza y termina en el simple placer de existir. Se trata de cultivar cada día de la manera más simple del mundo, aceptando orientar nuestras elecciones en función de lo que permanece vivo. Si un ser se atreviera a utilizar realmente este esquema, habría una depuración increíble en su vida; claro que sería dolorosa, puesto que llevaría a romper con un buen número de hábitos, responsabilidades y rutinas. Cuando evalúo cada cosa que hago, preguntándome si aviva mi placer de vivir o lo aminora, me doy cuenta de que poseo una medida patrón para comenzar a actuar en el sentido de un cambio positivo.
Tratamos el amor como un accidente feliz que debería sucedernos. Esto se asemeja a la lotería; sin embargo, pocas personas ganan el premio mayor. La solución perdurable no se encuentra en ese lado. Es mejor tratar de cultivar el amor en uno mismo, independientemente de las condiciones de la pareja, para ser capaz de ofrecer algo a nuestra unión y salvarla en lugar de siempre pedirle. ¿Cómo algo que no nos molestamos en cuidar podría nutrirnos indefinidamente? Aquello que cada uno está dispuesto a invertir para conservar la unión constituye el corazón de toda relación. La calidad de las energías que aquí se invierten cuenta mucho. Si ofrecemos siempre a la pareja energías agotadas, sólo recibimos a cambio fatiga e irritación.
El reto está en pasar de un mundo en el que soy todo para el otro y en el que el otro es todo para mí, a un mundo donde amo que el otro exista y, donde finalmente, amo existir. El amor emotivo es un amor de reacciones y de acciones inscritas todas en la pasión y los celos. Sin embargo, el amor del corazón es un amor fundado en la alegría, en la alegría profunda de existir y de ver existir al otro. Este amor existe en el amor a sí mismo y en el amor a la vida en sí y al otro.
La alegría no encadena, no prescribe, no condena. Es siempre libre y está disponible, accesible para quien desea frecuentarla. Es la mejor amante interna. En consecuencia, el ser que vive en la alegría representa la mejor pareja posible. La alegría en pareja es aprendizaje de la libertad, cultura de un estado de alma de apertura y armonía. Culmina en la comunión con la ligereza y la dulzura de vivir.
Lo mejor que podemos hacer por nosotros mismos y por nuestras parejas es fijar en nosotros estados de alegría. Lentamente, estos estados abaten el sentimiento de separación respecto del otro y del mundo. Buscamos desesperadamente la alegría y la armonía en la pareja, porque no las conocemos en nuestro interior. ¿Cómo podrían dos seres conocer una dicha durable en pareja, por qué improbable accidente su placer de estar juntos podría durar si alguno de ellos no tiene la alegría profunda de existir?
La intimidad consigo mismo permite recibir al otro en comunión profunda.”
6 comentarios:
La alegría no encadena, no prescribe, no condena. Es siempre libre y está disponible, accesible para quien desea frecuentarla. Es la mejor amante interna. En consecuencia, el ser que vive en la alegría representa la mejor pareja posible... DIMELO A MI , ER PIPO CUANTO TRABAJO SE PASA CON UN AMARGADO AL LADO
Ay sí mi querido Luima... todo se contagia... y un amargado/a cerca ayyy mi madre... por eso es que from within we create what we deserve...
Gracias Patricia, toy loca por leer este libro!
Ya lo sabes Anabelle, el sábado con las pelis o sin ellas tienes libro!
con pelis, esas pelis van!!!
qué pelis son esas?????????????????????????????????????????????????????????????????????????????
a mí me da una vaina....... vayan aver
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