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miércoles, diciembre 05, 2007

De la serie con aires.. ellos...




A veces escribo desde un olor, porque los recuerdos tienen esa forma que baila... y justo hablaba hoy a la tarde con un hombre de acento extraño... de que tenía nostalgia... de que aunque hubiera estado, algo quedaba en la ciudad, en mi ciudad... tal vez porque sea porteña de alma aunque lleve la salsa desbordándose por los costados... y el olor de la ciudad por momentos tiene olor a jazmines, a puertas que se abren por costados chiquititos, infinitos... por el polvo de San Telmo diferente a otros polvos, con la boca que se abre en carcajada fatal por los sentidos, los dobles, los humanos, los vividos en otro tiempo... y esta vez, ir fue cambiar de casa por 4 oportunidades, sabiendo que llegaba y que de repente dormía en un sofá blanco de una casa amarilla, entre olores, recuerdos y vajillas completas de un lugar en el que duermen los dioses... para pasar luego a un lugar de sala blanca, minimalista, a unas cuadras de la primera casa palermitana... para viajar por muchas horas, mirando el ganado y pensando como Víctor que las vacas son cortes de carne que pastaban hasta su hora... y llegar a la casita del balcón, con su escalera, con pared forrada en verdes, con sus sonidos... y esta vez no dormir en el mar porque era frío, porque era otro mar, de esos que tengo que aprender a amar, atravesar, soñar... volver y ser llevada al lugar cercano a los antros, con la Kari, trasvesti con exceso de peso y una sonrisa muy de niña escapada del colegio de las monjas, tratando de ubicarme en la ciudad... para luego volver, en vivo y en directo desde el barrio chino para el lugar de la sala blanca y los faroles naranjas... para llegar a este cielo, para desear como siempre otro puerto... ese que voy construyendo...


y siento... que ha sido tan bueno todo esto: poder ver a Ernesto y abrazarlo y besarlo porque sería la última vez los dos en Brecha... de moverme con Abadha, y saber que tenemos costumbres raras ya que nunca hemos cruzado el canal de la Mona para encontrarnos y si muchos otros mares, tierras...encontrarlos a ellos, los de los pies cruzados en la foto, los de la amistad limpia, los de la risa, los de perderme por la ciudad y siempre recordaré que todo comenzó en San Telmo... esta vez con música, con míticos encuentros en servilletas naranjas que recuerdan el chackra de este tiempo... Florecita encriptada, Florecita volátil... Florecita rockera...


Foto por Florecita... los pies de ellos, el pie con ella Uma, Buenos Aires, 1 de diciembre de 2007.

lunes, diciembre 03, 2007

De la serie con aires.. Conjugando la nostalgia...

Florecita chiquita está más chiquita que nunca, eso le pasa cada vez que se emborracha de amor y de sonrisas... el chocolate también la acerca a sus emociones, esas que tienen colores parecidos a las fotos de sus tías por allá por los años 30...Florecita grande llega a su Cielo, y mira el azul tan caribeño que le parte el alma porque simplemente lo ama... porque este azul porque este verde, tan sin palabras, con tanto amor... y saber que las cosas ordenadas en su sitio luego de 14 días de dormir al sol, al calor, a las cosas tan comunes... y posar los ojos, las manos, la lengua sobre ellas... tan iguales... tan distintas... Florecita grande sabe, Florecita chiquita siente, recuerda, piensa... la grande no aprendió a bailar tango, porque el tango fue las nostalgias de las conversaciones, de esas sostenidas entre la lluvia de la ciudad, el frío de las gotas y el abrigo dulce de los submarinos, con flores bien recibidas, con ese olor que llegaba de algún punto de la ciudad que merecía ser olido como el sexo de ese a quien se ama... Florecita grande baila tango como se baila la esperanza en galaxias desconocidas... con el alma... escucha el bandoneón y sabe que es Piazzolla, hay otros aires que escucha y no sabe que tan cierto fue la dedicatoria desde un saxo que la hizo bailar sus años de soledad... Florecita chiquita extraña, Florecita grande sabe que vuelve, que tan solo las risas, el cerrar los ojos la hace volver a ese lugar, a su lugar... Florecita chiquita lo esperaba ver... Florecita grande le tomó la foto... el perro que se cree gato... sentado y gruñendo, sin saber a cuál de las Florecitas... porque entre la grande y la chiquita hay muchos mundos... todos con sabor gradual a chocolate y a esperanzas... Milonga for threee hace que las dos Florecitas lloren... aquí entre los dedos nublados por el vapor del alma... Florecita sabe que las alas, que las hadas, que la ciudad, que su ciudad, que ella con ellos en la ciudad... que los sueños... el gato perro esperó dos años por el encuentro... el reencuentro lo eternizó... hay cantidad de seres que ahora danzan con Florecita... tomados de la mano como el comercial de Cinzano en los 70's... hoy comienzan a destaparse las ollas... Florecita chiquita vuelve a encontrarse en la piel de Florecita grande, así desnudas las dos... más amigas... más amantes, más queridas... el último día, en Avenida y Perú... a solas, con lágrimas que se mezclaban con el jugo de naranja... tal vez por eso el amor por los Aires, por la nostalgia encontrada... por el alma...
Foto por Florecita, "Perro que se cree gato", noviembre de 2007.