De la serie lo que voy creando... alfajores...

Alguien llega, alguien vuelve, alguien se va... los anaqueles de libros expuestos a la madrugada, la lluvia corriendo por tu pelo... las manos envueltas en papel de celofán, siempre dispuestas al juego... y así llegando, así yendo... el paisaje retomado en pos de un vuelo... volar desde dónde, hacia qué centro...

Las raíces se aventuran en mi falda, me hacen una con los árboles, con los jacarandás, con los flamboyanes... cuestión de distancias, de puntos y coma y demás yerbas... hoy a la mañana alfajores, tengo frío en los pies y me hago un café con leche condensada... me faltan ellas... las siete, las amigasdeladanzaydelavida... justo el siete serán siete meses.... siete chingonas unidas por el pretexto de una ciudad, un balcón común en algún piso en Palermo, un atardecer, una madrugada comiendo panchos en el cordón de cualquier vereda... dormir tres horas... recordarnos la vida entera... ellas... él... ahora él, con su voz... porque vos sos...

Llegan los alfajores... llega la amistad, el amor envueltos en una caja amarilla... y el sapito brinca que te brinca... los regalos, recibir, el chino de la esquina, la vuelta a mis siete años... la princesa que juega... te beso la boca, te la como despacito... tienes azúcar impalpable, tu alfajor es de vainilla, el mío de chocolate... así mi piel tiene su color... el aroma y el color de la tuya con la mía preparan este café con leche... te invito (a vos) a tomar una taza... leyendo a Julio y danzando al sol...

Foto por Florecita, atardecer en Palermo, noviembre de 2004.