A doña Clara Elena Ramírez, madre del ballet dominicano
Acabo de verte, por primera vez en todos estos años sin tu pintalabios rojo, sin tus perlas... sabes porque siempre te lo decía doña Clara, que sueño llegar a tu edad con la boca de rojo... acabo de llegar, con los ojos empañados, llenos de agua... y lo que pensaba cuando llegaba al hospital es que todos, cada uno de nosotros se está muriendo... aunque pareciera que tú estás más cerca... ahí en tu camita, balbuceando, luchando por levantarte...
Qué fortaleza carajo, qué mujer, cuánta terquedad, transmitida a tu hijo, mi querido Carlos... pues bien doña Clara... ahí sentadita en su habitación la única palabra que me salía en silencio era amor... usted ha sido la madre de muchas generaciones de hombres y mujeres que han amado bailar, que han hecho de su vida el movimiento... porque siempre quedan las lecciones: la disciplina, la puntualidad, la musicalidad, el sacrificio, creer, crear un sueño...
Yo le agradezco mucho, fue mi segunda maestra y usted fue directora de aquella mujer que creyó en mí, Yadira Feliz... usted me sacó mis primeros triples pirouettes en zapatillas de puntas, usted me hizo princesa junto con la Checa y con Patricia Banks, usted me enseñó que no importa saber bailar sino no se conoce la historia de la danza, ustede me enseñó de su larga amistad con las chicas... doña Lavinia, Ana Josefa (a la que nunca le he dicho doña a pesar de la edad) y usted... usted participó de un pequeño grupo en danza movimiento terapia para viejitos, usted siempre iba al mismo café que yo en la calle El Conde... regia como siempre, con su pintalabios rojo, con sus perlas... gracias a usted el rojo es mi color...
Acabo de llegar y me fijo que yo tampoco tengo pintalabios rojo, la jornada fue larga antes de llegar al hospital... ahí en su camita en transición, con Carlos que por primera vez me dijo Patricia en vez de Florecita... con Carlos y su amor y su ternura... con Sarah mirándolos, acompañándolos y dándoles la fuerza... y había tanto amor ahí doña Clara... sólo pasaba para decirle eso, sosteniendo su mano, pidiendo por una linda transición... los árboles tienen dos lados y hay que conocerlos siempre a pesar de que ahora lloro...
Gracias doña Clara, yo sigo con mi pintalabios rojo...
8 comentarios:
Dejo un abrazo repleto de mi mejor energía y me retiro en silencio.
MentesSueltas
PD: Hermoso homenaje, gracias por compartirlo.
Aunque no tuve el placer de conocer a aquella mujer, estoy seguro por tus palabras que derrochaba ganas de vivir y alegría a todo aquel que la conociera.
Un abrazo enorme
Buen trabajo.
Gracias
Hola!
Buen trabajo.
Gracias.
ese es cariño.
abrazos para tu corazón lleno de afecto.
Si... Todos morimos un poco cada dia..
doña clara, qué gran mujer.
un abrazo fuerte Patricia.
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