martes, octubre 17, 2006

Hoy estoy en Ernesto...

Porque los hombres del Sur me apasionan, porque la noche está para este reconomiento, porque los rayos de luces hacen que se cumplan los sueños... por la paz del alma en esta vida efímera...

ABADDÓN EL EXTERMINADOR, DE ERNESTO SÁBATO.


“Ernesto Sábato
Quiso ser enterrado en esta tierra
Con una sola palabra en su tumba
PAZ


... “Paz”. Sí, seguramente era eso y quizá sólo eso lo que aquel hombre necesitaba meditó. Pero porqué lo había visto enterrado en Capitán Olmos en lugar de Rojas, su pueblo verdadero? Y qué significaba esa visión? Un deseo, una premonición, un amistosos recuerdo hacia su amigo? Pero cómo podía considerarse como amistoso imaginarlo muerto y enterrado? En cualquier caso, fuera como fuera, era paz lo que seguramente ansiaba y necesitaba, lo que necesitaba todo creador, alguien que ha nacido con la maldición de no resignarse a esta realidad que le ha tocado vivir; alguien para quien el universo es horrible, o trágicamente transitorio e imperfecto. Porque no hay una felicidad absoluta, pensaba. Apenas se nos da en fugaces y frágiles momentos, y el arte es una manera de eternizar (de querer eternizar) esos instantes de amor o de éxtasis; y porque todas nuestras esperanzas se convierten tarde o temprano en torpes realidades; porque todos somos frustrados de alguna manera, y si triunfamos en algo fracasamos en otra cosa, por ser la frustración el inevitable destino de todo ser que ha nacido para morir; y porque todos estamos solos o terminamos solos algún día: los amantes sin el amado, el padre sin sus hijos o los hijos sin sus padres, y el revolucionario puro ante la triste materialización de aquellos ideales que años atrás defendió con su sufrimiento en medio de atroces torturas; y porque toda la vida es un perpetuo desencuentro, y alguien que encontramos en nuestro camino no lo queremos cuando él nos quiere o lo queremos cuando ya él no nos quiere o después de muerto, cuando nuestro amor es ya inútil; aporque nada de lo que fue vuelve a ser, y las cosas y los hombres y los niños no son lo que fueron un día y nuestra casa de infancia ya no es más la que escondió nuestros tesoros secretos, y el padre se muere sin habernos comunicado palabras tal vez fundamentales, y cuando lo entendemos ya no está más entre nosotros y no podemos curar sus antiguas tristezas y los viejos desencuentros; y porque el pueblo se ha transformado, y la escuela donde aprendimos a leer ya no tiene aquellas láminas que nos hacían soñar, y los circos han sido desplazados por la televisión, y no hay organitos, y la plaza de infancia es ridículamente pequeña cuando la volvemos a encontrar.

Oh, hermano mío, pensó con palabras altisonantes, para púdicamente ironizar ante sí mismo su tristeza, que al menos intentaste lo que yo nunca tuve fuerzas de hacer , lo que en mí jamás pasó de abúlico proyecto, que trataste de lograr lo que aquel sufriente negro con su blues, en el sórdido cuartucho de una ciudad sucia y apocalíptica; cuanto te comprendo para querer verte enterrado, descansando en esta pampa que tanto añoraste, y para soñarte sobre tu lápida una pequeña palabra que al fin te preservase de tanto dolor y soledad!”

4 comentarios:

Gonzalo Villar Bordones dijo...

La paz es premio de los justos y el consuelo de los prudentes.

Alucard dijo...

paz:Una palabra tan corta pero de un significado tan completo.

La verdad no todos conocen la verdadera paz, pero qu bien se siente tenerla en este mundo tan lleno de turbulencias y en esta isla con tanta delincuencia.

Me encanto como escribes.

Cuidate

Demetrix dijo...

Cuando lei el titulo pense que Ernesto era tu novio, jejeje :P

Muy bonita la reflexion

Unknown dijo...

ay sabato..... ay sábato..... le diré al ernest que tas hablando de él aquí (!)