Ya hace dos meses vino el primer trago amargo, una señal de que el presente tiene que tomarme de la mano y acompañarme, así respirandito a cada tanto, fluyendo con el Universo... las marcas que siempre quedan, los recuerdos que en la piel y en el alma dibujan el pasado que a veces nos atrapa... las coincidencias... psicopatologías de las emociones, estrés y salud... ahí en todos lados Chucho riéndose de lo que planeamos... ahora en pocas semanas, más del mismo amigo, la sensación de que en un día reimportante, así y con todo el acento porteño que tanto amo, la muerte del lado izquierdo sonríe, el miedo vestido de verde, corriendo entre los carros, un miedo hermoso y de casi seis pies de alto, el arma apuntando y los gritos que reclamaban que abriera el carro, la calma, la sensación zen hasta cruzar la calle y desmoronarme entre calambres y temblores, la mierda que tuvo que salir porque ahí en las vísceras se alojó el miedo... la rabia también, no por el hecho sino por las sensaciones encontradas, tener que mantener la calma hasta tanto salir del consulado español, las opiniones de los demás y la necesidad de que me escucharan...el duelo por los pacientes que se van, por los procesos interrumpidos, el duelo porque las relaciones por más supervisión y contra transferencia no quitan al ser humano, el miedo por el cambio, porque nuevas cosas se avecinan, el miedo a que el gigante y la margarita no puedan ser, el miedo al dolor, al gran dolor que dejó marcas profundas, el miedo nuevo por las llamadas a la hermana, alguien con su número hablando de un supuesto accidente en las Américas... así andando en este mundo en que las cosas no son tan fijas como parecen, en que el movimiento es pura energía de la fuente y sabiendo, porque creo y porque intuyo y siento que las señales de este miedo son fuertes, y lo que se atrae es por una razón, juegos del Universo que guiña el ojo para que evolucionemos... el sueño subiendo la escalera estrecha, la espera, el perro rabioso que sube con su dueña, la escalera que amplía su ancho, la ida al mar inexplicablemente... dejar salir el miedo... así escuchando al mundo... sin ponerle etiquetas simplemente dejarlo ser, los ruidos, la gente, los carros y motores, el abanico que gira y gira, los pajaritos, los intestinos... así entre el sopor y el calor, dormitando una corriente, un sacudión de energía que me despertó, ahí en la cama, en el medio de la consciencia y la libertad...muchas cosas que coinciden: el miedo que me pone entre la espada y la pared, vive el momento greñúa, la muerte está a la vuelta de la esquina, y hay muchas cosas por las que hay que abrir el corazón, la vida que sigue en movimiento... como dice el letrero que un día Eckhart vio: "cuidado, todas las estructuras son inestables"... hay mucho miedo, lo sentí, lo estoy dejando ser y la playita me espera con un rito... allí como el hada pajonuda la danza estará presente... el cuerpo lo anda sintiendo, despidiéndolo porque ya es tiempo, el corazón está abierto para dar y recibir...
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